En el artículo se expone detalladamente una visión histórica sobre el proceso de industrialización en la ciudad de Monterrey, potenciado por momentos de acumulación primitiva de capitales que permitieron la consolidación de un desarrollo económico regional con eje en Monterrey de formas capitalistas de producción. Se destaca que esta acumulación primaria de capitales en Monterrey fue parecida a la ocurrida en otras latitudes, por ejemplo, mediante la captación de pequeñas y medianas fortunas, el exterminio y despojo de la población indígena que fue crucial para el control aduanero y de rutas comerciales, así como para la apropiación de tierras. Pero también fue fundamental el comercio regional e internacional potenciado tras el establecimiento en 1848 de la nueva frontera con Los Estados Unidos aledaña a Monterrey vía Coahuila y Tamaulipas, y en concreto la guerra de secesión (1861-1865) que demandó mercancías a través de la frontera mexicana.

Del periodo comprendido entre las décadas de 1840 y 1890 el autor destaca: La formación de grandes fortunas y la articulación de un reducido grupo de familias mediante el matrimonio y asociaciones múltiples que conformaron una burguesía local que desde esos años ha mantenido una creciente influencia en la sociedad y economía mexicanas. De esta primera burguesía regiomontana, Cerutti logra identificar diez grupos familiares, de los cuales destaca cuatro grupos fueron encabezados por los extranjeros Patricio Milmo (Irlandés, arribó en 1849 y en 1857 contrajo matrimonio con la hija del entonces gobernador Santiago Vidaurri, comerció a través de Patricio Milmo y CÍA que hacia 1895 funcionaría como casa bancaria), Mariano Hernández (español, comerciante, empleado de una casa mercantil, en la década de los 60 asociado en empresas mineras y con un centro de operaciones México, Europa y Estados Unidos, dueño de Hernández hermanos CÍA fundada en 1861, en 1867-1890 articuló un imperio en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas dedicado a la ganadería y la explotación de carbón), y los mexicanos Evaristo Madero (Propietario de tierras y ganado conectado con Texas, constructor de una inmensa fortuna, abuelo de Francisco I. Madero, entre 1864-1870 se convirtió en uno de los grandes comerciantes de N.L., legislador de N.L. en 1857, en 1872 Madero y CÍA se asienta en Parras, Coahuila, en 1892 implementa en El Banco de Nuevo León y participa en inversiones fabriles y mineras) y Gregorio Zambrano (En alianza con españoles puso en 1854 la primera gran fábrica textil: La Fama de Monterrey, en la cual participó como inversionista Pedro Calderón antecesor de algunos fundadores de Cervecería Cuauhtémoc. En 1858 los hermanos Zambrano conducían la fábrica de azúcares y licores “La Constancia”.  En 1871 fundó la sociedad textil El Provenir).

Así se identifica que en la década de 1890 la inversión industrial atrajo masivamente las fortunas acumuladas anteriormente, comerciantes, prestamistas y terratenientes invirtieron en la industria fabril, así como en minería, banca, transportes, modernización agropecuaria y comercial. Además, la política porfirista teniendo como mediador al Gral. Bernardo Reyes promovió las inversiones fabriles a través de leyes estatales que las consideraron de utilidad pública, logrando un arribo sistemático de capital extranjero. Agregado a esto la construcción del ferrocarril convirtió a Monterrey en una de las urbes mejor comunicadas del país. Ya en las primeras décadas del siglo XX el vigor y dinamismo de la industria hizo de la ciudad pivote económico de una amplia área del norte de México, destacando la metalurgia pesada y la siderurgia. En conclusión, el texto permite rastrear la gestación de la burguesía regiomontana entre los siglos XIX y XX, fenómeno que fue posible gracias a la implementación de mecanismos tradicionales de acumulación de capital, así como al favorecimiento comercial de la región tras la expansión de la frontera estadunidense, y la vinculación permanente de Monterrey con la franja fronteriza y puntos portuarios.

1. 1. Primeras élites familiares