Martínez Assad, Carlos. “El pasado y el presente político de Guanajuato”. Estudios Sociológicos 15, núm. 44 (1997): 351-69.
El pasado y el presente político de Guanajuato
Carlos Martínez Assad
El camino de la oposición en México para ganar elecciones fue sinuoso, por decir lo menos, en este apartado, se hace un recuento de las acciones que, en su momento, llevó a cabo el PAN para ganar elecciones, dichas acciones comenzaron a dar frutos en 1989, con el triunfo por la gubernatura en Baja California, de un candidato panista.
El camino de la oposición en México para ganar elecciones fue sinuoso, por decir lo menos, en este apartado, se hace un recuento de las acciones que, en su momento, llevó a cabo el PAN para ganar elecciones, dichas acciones comenzaron a dar frutos en 1989, con el triunfo por la gubernatura en Baja California, de un candidato panista. También se hace mención del caso de Guanajuato y San Luis Potosí, en donde se dieron disputas que terminaron en “concertacesiones”. Lo importante es que los resultados electorales fueron muy cerrados entre el partido oficial PRI, el PAN y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Martínez Assad se centra en el estudio del caso Guanajuato porque lo considera un escenario privilegiado para las disputas políticas. Algunos de los factores que han favorecido lo anterior son: a) haber sido enclave minero fundamental para la economía de la Nueva España, elemento central para entender su participación temprana en el movimiento de independencia que con esfuerzo llevó a México a convertirse en un país independiente; b) ser el centro de la históricamente rica región de Bajío mexicano (p. 353).
Los rasgos culturales de Guanajuato son determinantes en la configuración política del estado, Martínez destaca el factor religioso, ya que para los guanajuatenses es un punto muy significativo y tuvo un papel importante en el movimiento independentista. El arraigo de las tradiciones vinculadas al catolicismo influyó en la forma en que se asumió la cultura popular que se sigue expresando e influye en la debilidad de las organizaciones gremiales, políticas e intelectuales (que difícilmente estaban desvinculados de la iglesia católica y se han mantenido como “intelectuales tradicionales”). Carlos Martínez señala que, los intelectuales orgánicos, se articularon en las filas del Partido Católico Nacional (PCN) y también en otras asociaciones como la Asociación Católica Mexicana (ACM) y sus filiales.
La cultura católica ha encontrado en Guanajuato, una alta aceptación y asimilación; conviven como sujetos históricos importantes: la rama más conservadora de la Iglesia católica, el neo panismo que se posiciona desde esta región en posiciones nacionales relevantes, y nuevos grupos sociales de las clases más antagónicas pero que coinciden en su rechazo a la imposición y autoritarismo del Estado central, que históricamente se negó a reconocer la soberanía y libre determinación de las entidades federativas.
En la época de la Revolución surgieron movimientos importantes, reflejo del conservadurismo de la región. El grupo opositor al régimen de Porfirio Díaz fue el encabezado por Toribio Esquivel Obregón, abogado nacido en León y figura política prominente, quien fue elegido para ocupar una de las dos vicepresidencias del Centro Anti reeleccionista de México e incluso rivalizó con Francisco I. Madero por la dirigencia del Partido Anti reeleccionista.
El maderismo fue débil en Guanajuato, de acuerdo con Martínez Assad, se debe en parte a la rivalidad de Esquivel Obregón con Madero, quien asumió la misma postura política que Emilio Vázquez Gómez, partidario de una fórmula presidencial encabezada por Porfirio Díaz. Los seguidores de Esquivel no estuvieron de acuerdo con la insurrección armada y se manifestaron por una reforma para lograr un nuevo gobierno a través del sufragio efectivo y la libertad de los municipios.
La poca unificación de los maderistas en Guanajuato se derivó de las rivalidades internas, porque si bien los líderes locales se sintieron atraídos por el movimiento, no coincidieron en las tácticas. Empero, el maderismo sí reavivó la participación social que se expresaba en la práctica del voto directo para la elección de autoridades.
Posteriormente, el catolicismo marcó la participación de los guanajuatenses en diversos movimientos, entre los que destacan: la cristiada y la Unión Nacional Sinarquista (UNS). En su apoyo a las disidencias encabezadas por Juan Andrew Almazán y Miguel Henríquez Guzmán tuvo una importancia decisiva otro rasgo de su tradicionalismo que reforzaba el rechazo a los gobiernos laicos, y que en Guanajuato se confundió con el anticlericalismo; apego a la vida rural.
De 1940 a 1946 gobernó el país Manuel Ávila Camacho, concibió el desarrollo y modernización como sinónimo de industrialización. En discurso, el presidente se pronunciaba a favor de respetar el triunfo de la oposición en los estados o municipios del país. Las elecciones municipales de 1945 en León fueron una sorpresa, ya que la Unión Cívica León (UCL) obtuvo el triunfo. Era impensable en aquel momento, que una organización civil derrotara al Partido de la Revolución Mexicana (PRM), hasta entonces invicto electoralmente. Con ese suceso se evidenció el desacuerdo entre el centralismo político y los intereses locales, entre la imposición y la débil expresión democrática.
La ciudad de León se posicionaba como un escenario relevante en la vida política nacional, por la arraigada presencia de una oposición considerable que se aglutinaba en la UNS y cuyos valores se impregnaron en algunos elementos del perfil de la cultura política del Bajío. En la localidad se conformaba una organización de masas movilizadas por el resentimiento del campesinado, de los obreros que laboraban en pequeñas industrias y de las clases medias.
Por otro lado, la UCL era una organización civil pluriclasista, en la que participaban desde comerciantes hasta hacendados, se incluía también a empresarios, obreros, artesanos y amas de casa que, por diversas razones, se oponían a la imposición de un candidato desde el centro político del país. En 1945, integrantes de la burguesía local, junto con José Trueba Olivares (disidente del sinarquismo), habían organizado la participación de la UCL en las elecciones locales de ese año. La UCL estaba en desacuerdo con la política económica del gobernador Ernesto Hidalgo, que pretendía con el llamado Plan Regulador congelar las rentas, el pago de mayores impuestos por servicios urbanos y la colaboración para realizar obras públicas.
Los primeros integrantes de la UCL son muestra de la pluralidad y suma de intereses de la agrupación: Ricardo Hernández Orcini, agente de una compañía de seguros; Jesús Garibay, funcionario del sindicato ferrocarrilero; Florencio Quiroz, industrial y comerciante del calzado; Herculano Hernández Delgado, fundador de la UNS y político estatal. Todos ellos apoyados por algunas familias de empresarios como los Pons, los Obregón y los Aranda (p. 356).
El gobierno, en específico estatal, aceptaba que la UCL se hubiera formado para la defensa de los intereses de la burguesía ante las acometidas fiscales y que transitara de una postura “apolítica” a una claramente competitiva políticamente por el control de la administración municipal. Entre los objetivos enunciados por la UCL se encontraba “obtener una mejor satisfacción de las necesidades comunes, una mayor eficacia de los servicios públicos”; lograr “La educación cívica de sus socios y del pueblo leonés en general, encaminado a incorporar a los vecinos del municipio a una ciudadanía activa que cumpla sus objetivos, ejercite sus derechos y participe activamente en la vida municipal”. Asimismo, buscaba “Velar porque los recursos municipales se apliquen a su fin” y terminaba estableciendo como lema de la Unión: “por un León mejor” (p. 357).
El candidato propuesto por la UCL fue Carlos A. Obregón y el candidato del PRM y la CTM era Ignacio Quiroz. Este última era fiel representante del llamado partido verde, el de los moderados y amigo del presidente saliente, por lo que se presumía que seguiría la política impopular del gobernador9. Orozco, pertenecía al grupo cardenista del estado y era uno de los hombres más ricos del municipio.
Por su parte, la UCL presentó un programa político y de gobierno que consistía en promover la democracia mediante la participación de la ciudadanía en el gobierno, a través de leyes electorales que vigilaran los procesos para asegurar la efectividad del voto. Proponían también que las sesiones del Ayuntamiento fueran abiertas y difundir los presupuestos municipales, además de realizar convocatorias públicas para las obras del municipio. Favorecer las juntas vecinales y respetar los derechos humanos y políticos.
Estas bases programáticas resultaron atractivas para la burguesía local, pero también para los sectores populares e incluso para los sinarquistas, quienes al principio se mostraron recelosos de la UCL, pero después apoyaron al candidato y la organización. De modo que se apoyó a Carlos Obregón de manera masiva en la localidad.
La alianza entre la UCL y la UNS se mantuvo a pesar de las divisiones y pugnas de los sinarquistas a nivel nacional. Martínez Assad, apunta que desde la partida de Abascal y el rompimiento de Torres Bueno con la base se generaron un gran número de desacuerdos. Incluso se advirtieron pugnas locales cuando el jefe regional declaró que los miembros de la UCL eran “masones rojos” y los acusó de ser ex sinarquistas fieles a Abascal, incluso llamaban peyorativamente “riquillos” a los civilistas. Además, Torres Bueno no estaba de acuerdo con apoyar al movimiento electoral de la UCL, ya que consideraba que el sinarquismo no era un partido político.
La mencionada alianza se fortaleció con la inclusión del PAN a principios de diciembre, porque la consigna de la UCL de “tener un Ayuntamiento popular”, representaba en ese momento, defender algo que en aquella época parecía imposible. La imposibilidad de esta empresa quedó demostrada con el fraude electoral que culminó con la matanza del 2 de enero de 1946.
Ante este hecho, el Congreso de la Unión declaró desaparecidos los poderes en Guanajuato y se acordó nombrar gobernador provisional a Nicéforo Guerrero. Cuando Miguel Alemán llegó al cargo de presidente de la República buscó salvaguardar la imagen del partido oficial al cual buscaba modernizar, incluso el cambio de nombre de PRM a PRI fue auspiciado por él derivado de la coyuntura del conflicto en León. Se llevaron a cabo las primeras “concertacesiones” con la reforma política impulsada por Alemán. La UCL, la UNS y el PAN se decidieron a participar en política. Varios de los presidentes municipales y gobernadores que siguieron, salieron de esas organizaciones con el respaldo del PRI, que incluyó a políticos que participaron al lado de las organizaciones que intervinieron en los hechos narrados en León.
A partir de la década de los ochenta, el PAN ganó terreno electoralmente y el PRI perdió fuerza, en el estado de Guanajuato perdió el 60% de las preferencias electorales, para 1985 la entidad se ubicó entre las seis del país donde el PRI obtuvo un porcentaje de votación menor al 59.5% y, se posicionó entre las ocho en las que la votación por el PAN fue mayor al 19.7%. Esta tendencia a la baja para el PRI continuó y en 1988 obtuvo solo el 44% de los votos, mientras que el PAN seguía creciendo en la preferencia electoral, con un 30% de la votación.
El Partido Demócrata Mexicano (PDM), también representó una oposición fuerte para el PRI en su momento. Incluso, llegó a ganar el Ayuntamiento de la capital guanajuatense, pasando de 21,837 a 65,112 votos de una elección a otra. En 1985 alcanzó todavía el 15.5% de los votos, para luego sufrir una caída en 1988 con solo el 3.8% de la votación.
Guanajuato se caracterizó por tener un nivel muy bajo de institucionalización, prueba de ello es que tuvo 54 gobernadores de 1917 a 1979. Esta cifra revela el promedio de un gobernador por año en la entidad. De ellos, solo solamente diecinueve surgieron del voto popular, treinta y nueve llegaron como interinos, cuatro fueron provisionales y dos sustitutos. Por lo anterior, el PRI consideró a Guanajuato uno de los focos rojos en las elecciones gubernamentales de 1991 y desplegó su maquinaria con recursos económicos ilimitados para su campaña; reclutó nuevos funcionarios, aumentó la labor de desprestigio contra el PAN y reelaboró el padrón electoral para que fuera más confiable.
En 1990 la población del estado de Guanajuato era de casi cuatro millones, distribuida en 46 municipios. Era evidente el desequilibrio territorial, porque apenas en la mitad de los municipios vive el 80% de la población estatal. La población analfabeta era de las más altas en México con 379 mil personas. Los municipios con mayor grado de marginación en los noventa eran los ubicados en la zona norte del estado, entre ellos se encuentra Atarjea, Jerécuaro, Santa Catarina, Tierra Blanca y Xichú. En los municipios con mayor desarrollo es donde la oposición panista puso sus esfuerzos y logró triunfos en los Ayuntamientos en León, Celaya, Abasolo, Moroleón, Pueblo Nuevo, San Francisco del Rincón y San Luis de la Paz. Dichos municipios forman parte del corredor industrial; el sector empresarial ha sido aliado fundamental de Acción Nacional.
En las elecciones de 1991 los candidatos a la gubernatura de Guanajuato fueron Ramón Aguirre por el PRI, Vicente Fox por el PAN y Porfirio Muñoz Ledo por el PRD. De manera sui generis el PAN obtuvo la gubernatura, después de mucho conflicto, un PRI dividido en el estado y un PAN dispuesto a la negociación política concertaron que Carlos Medina Plascencia, entonces presidente municipal de León, fuera nombrado gobernador interino. Esto después de una negociación originada directamente en Los Pinos con el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
El triunfo de Vicente Fox llega en 1995 cuando gana las elecciones de la gubernatura en Guanajuato. Fox se posicionó como un político franco y directo, que tomó el discurso de la independencia de los estados con respecto a la federación como condición indispensable para generar desarrollo y crecimiento.
La cultura católica ha encontrado en Guanajuato, una alta aceptación y asimilación; conviven como sujetos históricos importantes: la rama más conservadora de la Iglesia católica, el neo panismo que se posiciona desde esta región en posiciones nacionales relevantes, y nuevos grupos sociales de las clases más antagónicas pero que coinciden en su rechazo a la imposición y autoritarismo del Estado central, que históricamente se negó a reconocer la soberanía y libre determinación de las entidades federativas.
La importancia de estudiar Guanajuato radica en que pocos libros documentan etapas importantes de la región, como el porfiriato, la Revolución o los movimientos cristeros y sinarquistas que surgieron en la entidad. En la coyuntura actual, es aún más importante estudiar el caso, ya que el territorio se ha caracterizado por causar controversia con respecto a los resultados electorales en comparación con las demás entidades federativas.
En el recorrido histórico realizado en la lectura, se menciona a la Unión Cívica León (UCL) y se apunta que la UCL era una organización civil pluriclasista, en la que participaban desde comerciantes hasta hacendados, se incluía también a empresarios, obreros, artesanos y amas de casa que, por diversas razones, se oponían a la imposición de un candidato desde el centro político del país. Esto podría explicar o ser comparable al apego actual por la derecha panista en Guanajuato, en la que convergen todos los grupos sociales de la entidad y han sido cruciales para mantener la hegemonía de PAN y el rechazo a las políticas de carácter central.
A pesar del carácter aglutinador de la UCL, la organización surge, en gran medida, para defender los intereses de la burguesía ante las políticas fiscales centrales. Esto es un paralelismo también con la oposición actual en el estado, que se posiciona en contra de las políticas centrales del gobierno para defender sus intereses económicos y estatus.
Guanajuato se caracterizó por tener un nivel muy bajo de institucionalización, prueba de ello es que tuvo 54 gobernadores de 1917 a 1979. Esta cifra revela el promedio de un gobernador por año en la entidad. De ellos, solo solamente diecinueve surgieron del voto popular, treinta y nueve llegaron como interinos, cuatro fueron provisionales y dos sustitutos. Tal vez por esto la población valora la continuidad y estabilidad que ha traído el gobierno panista al estado.
En 1990 la población del estado de Guanajuato era de casi cuatro millones, distribuida en 46 municipios. Era evidente el desequilibrio territorial, porque apenas en la mitad de los municipios vive el 80% de la población estatal. La población analfabeta era de las más altas en México con 379 mil personas. Los municipios con mayor grado de marginación en los noventa eran los ubicados en la zona norte del estado, entre ellos se encuentra Atarjea, Jerécuaro, Santa Catarina, Tierra Blanca y Xichú. En los municipios con mayor desarrollo es donde la oposición panista puso sus esfuerzos y logró triunfos en los Ayuntamientos en León, Celaya, Abasolo, Moroleón, Pueblo Nuevo, San Francisco del Rincón y San Luis de la Paz. Dichos municipios forman parte del corredor industrial; el sector empresarial ha sido aliado fundamental de Acción Nacional. (Actualizar esta información y verificar la tendencia electoral actual, si el PAN tiene presencia en los municipios marginados o bien, sigue apostando por ganar en los municipios más grandes.
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