FEBRERO 2021
Coordinadores: Julián Atilano. Colaboradores: Eloy Caloca Lafont, Luis Ángel Escobar, Ana Lee Mraz, Eduardo Paz, Erika Pérez.
La pandemia por coronavirus ha significado un reto de salud pública para todo el mundo. Uno de los principales temas de preocupación que emergieron desde los primeros días fue el de la infodemia. En México, la pandemia y la infodemia llegaron en un contexto de transformación post electoral. El proceso de construcción de un nuevo régimen significó el desplazamiento de actores que antes ocupaban posiciones de poder y que hoy van perdiendo sus privilegios. En ese marco, la estrategia gubernamental para hacer frente a la pandemia ha sido blanco de ataques, estrategias de desinformación y deslegitimación por parte de aquellos actores que antes ocupaban posiciones privilegiadas y conformaban el viejo régimen político. Por ejemplo, comunicadores, políticos, empresarios, ex funcionarios, entre otros.
Cantidad excesiva de información ‒en algunos casos correcta, en otros no‒ que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan (Organización Panamericana de la Salud, 2020).
La desinformación se puede definir como un conjunto de fenómenos asociados con la manipulación de los flujos de información a través de diversas estrategias, con el fin de alcanzar fines políticos e incidir en la opinión pública; y en consecuencia en la construcción de un marco de sentido. A través de los mecanismos de desinformación, se busca incidir en las percepciones, actitudes y conductas de la ciudadanía con respecto a un actor o hecho político; se busca imponer una forma de entender al mundo o a un tema en particular.
Enfoque multimétodo y multiplataforma basado en el seguimiento de tres diferentes capas: la física, representada por las calles; la mediática, que comprende los medios de comunicación masiva; y la digital, que conlleva las plataformas en línea como Twitter, Facebook y YouTube. El corte temporal de esta investigación corresponde del día 28 de febrero, fecha en que se reportó el primer contagio, al 30 de mayo de 2020, día en que finalizó la Jornada Nacional de Sana Distancia. La selección de las narrativas corresponde a un primer análisis exploratorio en el que se realizó una línea del tiempo para ubicar eventos, temas, actores y coyunturas. Las técnicas que se utilizaron son: análisis hemerográfico, de contenido, textual y audiovisual de medios; extracción y análisis de datos, así como observación etnográfica digital no participante, o lurking research.
Ante la ausencia de liderazgos, de un programa político, de una agenda y de una base social cohesionada que le hiciera frente al nuevo régimen político, la fuerza antagónica utilizó la emergencia sanitaria para disputar el sentido común de la población.
Emociones como el miedo y la incertidumbre que generaba el avance de un virus por todo el mundo, fueron utilizadas como herramientas psicológicas por la oposición partidista mexicana que plantó una narrativa del desastre y sostener que México no tenía un plan para enfrentar al coronavirus.
El gobierno mexicano contrarrestó los intentos de desinformación a través de una estrategia de comunicación masiva en la que personas especialistas en el manejo de la pandemia construían la narrativa oficial diariamente. Destacó la figura del subsecretario Hugo López Gatell quien encabezó conferencias de prensa vespertinas y que fue también, como vimos, blanco de múltiples ataques y campañas de deslegitimación.
La narrativa opositora se conformó principalmente por prensa extranjera, vinculada a intereses políticos en México; expertos en salud, que se valen de la posición de “científicos” y “neutrales”, pero que son agentes políticos; integrantes del sector empresarial, como Ricardo Salinas Pliego, y por un grupo de gobernadores que constantemente buscaron deslegitimar la estrategia de salud del gobierno federal para posicionarse en sus respectivos mapas políticos locales.