ISSN : 2992-7099

Doblar páginas de un libro

Ivana Melgoza

Ivana Melgoza

Estudia Historia del arte en la Universidad del Claustro. Ha publicado con La Rabia de Axolotl, Ritmo, Blanco Móvil, entre otros. Publicó el poemario Gestos (Fondo Editorial de Morelos, 2017), ha sido becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas en el curso de creación literaria Xalapa 2017.

13 mayo, 2021

DOBLAR PÁGINAS DE UN LIBRO

Doblar las páginas de un libro es como pellizcarlo.
Esos surcos solos de papel se parecen a las marcas de tus dientes en mis brazos,
son la silueta de un fósil arcaico o la breve cicatriz de una vacuna para la tuberculosis en el hombro,
algo que se desvanece después de unos minutos con la figura de tu boca en mi piel.
Cada que doblas tus libros siento que los pellizcas con la misma ternura inquieta con que a veces muerdes mi cuerpo.

SALGO A CAZAR…

Salgo a cazar con un arma de humo en un bosque donde ya ni siquiera mis pasos y las hojas se escuchan,
confundo el follaje,
los mosquitos me pellizcan las piernas,
tengo moretones como pequeños moluscos adheridos a la piel,
la incertidumbre me rodea como una enorme red de pesca,
la sangre me falta,

soy presa de aquello que busco.

USAR SUÉTER EN DÍAS DE CALOR

Ciertos días, a ciertas horas, me pongo suéter aunque no tenga frío.
Es mi manera de vencer el miedo.
Me cubro el pecho,
continuamente estoy a punto de llegar,
me pica la tela.

Cruzo por el costado más iluminado de la calle como si la luz quemara los ojos que me espían, que esperan que tropiece.

Tengo calor y sudo debajo de mi fina armadura de tela.

“Tienes que cuidarte”

me repiten

como si fuera mi responsabilidad que ciertas manos, a ciertas horas, traten de romper este escudo inútil que me raspa la piel.

BOTAS

Me consiguieron botas nuevas.
Yo insisto en usar mis zapatos aunque estén rotos,
las botas me lastiman el talón izquierdo y brillan mucho.
Mi papá me repite que las use
para mejorar mi postura,
regresar más erguida a casa.

Comienzo a sospechar que cuando me dice

“Ivana, las botas”

quiere decir algo más.
Disimula la razón que lo hace marcarme de vez en cuando para saber si estoy en casa,
esconde aquello que nos preocupa con otras palabras como cuando yo oculto las manchas de humedad con mis libros.

“Ivana, tus botas”

me repite al salir
y yo sé que no dice sólo eso,
sé que comparte el temor de usar zapatos gastados,
de no poder correr.

COSAS PERDIDAS

A veces dejo cosas en mi buró que pienso, desaparecen.
A veces las encuentro traslapadas o en cajones distintos,
otras pocas no las vuelvo a ver.
De pequeña me decían que era porque los duendes nos tratan de decir algo,
que las ausencias siempre significan.

Uno dice que algo desaparece porque no lo encuentra aunque sepa o sospeche que está en algún lugar sólo que un poco más oculto que antes.

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