ISSN : 2992-7099

Ciudad pandémica (Selección personal)

Freddy Peñafiel

Freddy Peñafiel

Poeta y docente ecuatoriano. Es además periodista, crítico y editorialista. Ha publicado Del amar, de la mar (1995), Del asombro de las sombras (1997), Anzuelos (2003) y Presagios (2009). Ha sido galardonado con el primer lugar en el concurso Escribir y Publicar (1997), segundo lugar en la bienal de poesía Jorge Carrera Andrade (1995) y mención especial en el concurso de poesía Hugo Mayo (1995). Consta en las antologías Escribir y publicar, Hojas de poesía grafías, Nuevas páginas, La Urpila y Pensamiento.

13 mayo, 2021

UNO

detrás de la ventana
se escuchan los cantos de los gallos del barrio
a toda hora

los pájaros que nos habían abandonado
regresan, aunque no saben tu nombre
todavía

los cantos de los niños se escuchan dentro de las casas
y las cometas se vuelan dentro de los cuartos

la lluvia no perdona

DOS

los pájaros vienen a saludar
cantan
se estrellan contra las ventanas
se van
regresan
se estrellan

la metáfora de nuestra vida es clara
ser pájaro
o
ser ventan

TRES

las montañas
inexpresivas
nos atrapan la mirada
no podemos llegar
todavía
al mar

CUATRO

entre las paredes
los cantos rebotan de un lado al otro del cuarto
la gente aprende a tararear los trinos ausentes
el canto se derrama bajo las puertas

CINCO

se abren las puertas en una hora precisa
se cierran las esperanzas
las alfombras que te dicen “bienvenido” cuando llegas
están tan silenciosas
esta vez
no dicen
nada

SEIS

mirar el mundo detrás de una máscara
viviendo en el teatro de siempre
pero con los demás actores
recorriendo la ciudad
zombies esquivos
por fin
nadie se acerca

SIETE

una mosca camina por afuera de la ventana
me mira con sus cientos de ojos
sonríe y sigue dando vueltas
ese lado de la ventana no se abre
y me mira
sabiendo que somos los dos dueños de ese instante
se frota sus patas
sonríe maliciosa
y esta vez, no se va

OCHO

multitud de muertos se lloran en el secreto de las casas
las lágrimas no pueden salir del todo
atravesar umbrales
correr por las calles desoladas
hacerse río
mar
dolor
multitud de muertos se lloran en el silencio de las casas
las procesiones se postergan
el dolor se guarda en cajitas de palo santo
y el humo que todo lo cubre, llora también

NUEVE

en la madrugada
los respiros suenan multiplicados dentro de las paredes
a lo lejos
cantan gallos del barrio
perros que persiguen sombras sin cuerpo
uno que otro gato enamorado
y los sueños sin soñar de ciudades perdidas
dentro del corazón
el latir de un reloj
que
todavía
no se detiene

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