Érase una influencer.
que vivía la buena
vida, Siempre ropa
colorida,
siempre en cada
acontecer. Pagos por ir a
comer,
¡vaya vida que tenía!
Su ambición se excedía,
siempre en busca de dinero,
mil negocios desde Enero,
seguidores todo el día.
Tal como ella siempre hay varios,
actores y conductores
de intercambios son gestores,
pues negocian sus espacios.
Nunca faltan los batracios,
en época de elecciones
y con pocas
precisiones, aparecen
entrevistas,
que presumen de altruistas
pero merecen sanciones.
¿De qué sirve esta veda?
siempre parece
romperse, y con tal de
meterse,
hay quien paga hasta con seda
Vale más una moneda
que cien pensamientos libres.
Rápidos como las liebres,
esparcen su propaganda,
justicia el pueblo demanda:
¡NO PERMITAMOS MÁS QUIEBRES!