Vivo en Roma Norte,
en un pequeño departamento del INVI,
gracias al trabajo social de mi madre
y su organización para brindar vivienda a personas vulnerables.
Vivo en Roma Norte,
en esta colonia está Casa Lionza,
un espacio seguro y precioso
donde hoy fui a una gran clase de erotismo y baile
y al salir, en la esquina de Puebla y Salamanca,
hace unos minutos, un pendejo me mostró su pito.
Vivo en Roma Norte,
lo perseguí, grabé su cara,
lo confronté,
le grité cobarde.
Vivo en Roma Norte,
la policía no lo detuvo, no lo alcanzaron,
no escucharon mis gritos y huyó.
Me pregunto si soy muy mala anarquista;
he llamado otras veces a la policía.
Vivo en Roma Norte,
y ya van dos veces que llamo a la policía
por violencia contra las mujeres en mi edificio.
Vivo en Roma Norte,
y me parece curioso que a estos hombres violentos
sin problema los confronto.
Pongo mi cuerpo,
les grito, llevo un palo,
mientras llega la policía.
Solo me congelo ver la sangre de mi vecina en el piso.
Lloro y no puedo ver más.
Y hasta me pregunto si, al gritarle a ese pendejo,
pude haber empeorado las cosas,
si la lastimó más por mi culpa.
Vivo en Roma Norte,
y mi perrito Ollin me lame las lágrimas
mientras escribo esto.
Manchas, celosa, me ladra.
Gracias, mis hermosos bebés,
por ayudarme a no suicidarme,
por acompañarnos y amarnos.
Vivo en Roma Norte,
y creo que es un buen lugar para los perros.
Casi no hay perros en las calles,
hay plazas y parques donde puedo soltar a Manchas,
aunque sea una perrita algo traumatizada,
-su madre fue atropellada,
la recogimos de una carretera donde la botaron junto a sus hermanos-
Vivo en Roma Norte
hago lo mejor que puedo con Machas
sus traumas, la pandemia y mi autismo,
no me ayudaron a socializarla
Vivo en Roma Norte,
y al menos en mi cuadra puedo salir de madrugada,
pasear a los perros sin sobreestimularme,
sin que Manchas se asuste o ladre a alguien,
aunque hay muchos bares y a veces hay gente intoxicada.
Vivo en Roma Norte,
y no puedo creer que me dé más miedo
entrar a lugares blancos en mi cuadra
que confrontar a acosadores y golpeadores.
Creo que el ex golpeador de una vecina es narco.
Quizás no sea racional,
pero mi cuerpo reacciona,
peleando.
Me desconcierta
que me haya dado más miedo entrar a OMR,
que ese u otros hombres violentando.
Solo entré a esa galería
acompañada de mi ex,
otro hombre, muy blanco, muy alto,
muy privilegiado,
él vivía en un enorme departamento en Polanco.
Lo único pequeño era el cuarto de servicio,
un espacio diminuto,
como el que mi abuela y sus seis hijos
habitaron también aquí en la Roma hace muchos años.
Vivo en Roma Norte,
creo que nunca podré entrar a restaurantes como Máximo,
cuyo menú de degustación cuesta 3,500 pesos
además del precio, los cadáveres de animales que me asquean.
Vivo en Roma Norte,
sobre mi calle está Kuboraum una marca de lentes de lujo
de hasta 30 mil pesos, tal vez más
otro espacio al que solo me atreví a entrar con mi ex
blanco de Polanco.
Vivo en Roma Norte
Me indigna que existan productos de lujo,
y a unos metros haya una persona durmiendo en la calle.
Me ha roto el corazón estos días de lluvia,
ver a alguien cubierto de bolsas
sobre los ríos de Álvaro Obregón,
con los restaurantes y bares de fiesta,
mientras esos cuerpos fríos son ignorados.
Vivo en Roma Norte,
y mi principal adicción es pública:
he gastado demasiado dinero en plantas, visibles en mi balcón sobre Mérida
donde también he puesto stickers y una bandera de Palestina.
Hace unos días recibí una nota
de un supuesto inversor interesado en comprar la propiedad.
En Google descubrí que probablemente es sionista.
Me parece muy injusto abandonar los espacios
para el beneficio o por la presión de personas más privilegiadas.
La colonización y la gentrificación tienen paralelismos.
Vivo en la Roma Norte
No sé si mi madre realmente se asume indígena
-es una relación muy complicada-
Yo me siento muy confundida,
pero definitivamente no soy blanca.
Soy morena y soy discapacitada
aunque no sé que tan “blanqueada” o privilegiada.
Soy una autista clavada con las palabras,
y aunque entiendo que para ellos es algo respetuoso,
solo pienso en el racismo está internalizado y externalizado
Prefiero que me digan bonita, reina, preciosa,
o, siguiendo a mi maestra de standup, alteza serenísima.
Vivo en la Roma Norte
a menudo me siento perdida,
confundida espacial e identitariamente
Uso Google Maps para todo,
y aún no sé qué tan prieta o blanqueada soy,
o cómo soy percibida.
Vivo en Roma Norte,
y eso es un privilegio ¿o será un derecho?
Especialmente ahora,
que ya no debo preocuparme por la renta,
aunque le debo dinero a otro ex, un hombre blanco de pasaporte español.
¿Eso es reparación histórica? Bromeo, deseo poder pagarle.
Vivo en Roma Norte,
Pero hay deudas que deberían cancelarse,
El Sur Global no debe pagarle más al Norte,
Los más ricos deben pagar muchos más impuestos,
los multimillonarios no deberían existir,
la acumulación debe limitarse,
la riqueza repartirse y equilibrarse.
Vivo en Roma Norte,
y aunque soy autista,
y muchas veces he pensado en el suicidio,
por razones económicas,
por sentirme incapaz de encajar,
por el miedo a quedarme en la calle,
por no tener fuerzas para existir,
para ser explotada,
hoy solo me preocupo por servicios, mi comida y las croquetas
Vivo en Roma Norte,
mi paraíso vegano.
Sobre la calle Mérida
están María Bonita, Veganos, Gracias Madre, Vegangos…
Es hermoso, pero, considerando mis ingresos,
tener tanto acceso a restaurantes me juega en contra.
Aunque Santander crea que manejo bien mi tarjeta de crédito,
mi TDAH pronto puede colapsarlo todo.
Por eso aplico a concursos donde tal vez mis palabras
pueden ganar algún premio.
Vivo en Roma Norte y cuando visito a mi abuelita en Iztapalapa,
sufro mucho al ver a los perros en la calle,
aunque acá hay más humanos en esa situación.
Tal vez es que con humanxs me siento aún más rebasada,
con perritos, siento que tengo mayor posibilidad de ayudar.
Acá admiro a Mi Valedor,
una organización que apoya a personas en situación de calle.
Uno de los valedores, con un perrito,
vende revistas e inciensos en el Pushkin.
Los apoyo cuando puedo, los difundo,
y discuto en el chat vecinal con el cuadrante de la policía
Decirle a Octavio Wong que es discriminatoria su petición:
retirar a las personas en situación de calle de su vista
Eso, e intentar sensibilizar.
Vivo en Roma Norte y odio que sobre Álvaro Obregón hay hoteles de lujo,
y en frente hay tantas personas durmiendo en las bancas.
Porque no todxs tenemos un espacio para dormir,
no tenemos cuidados y amor,
apoyo psicológico
y apoyo con nuestras adicciones,
a nuestros exes o cualquier actividad o sustancia.
Vivo en Roma Norte,
en la esquina de Terra Garat,
pese a su eslogan “México, café y chocolate”
para abrir ese café desalojaron a mujeres morenas
que habitaban y vivían en ese lugar.
Vivo en Roma Norte y me he preguntado
sí debería ser Dominatrix y cobrarle a blancos,
a quienes ganan en dólares o euros,
para que la gentrificación me ayude en algo
o al menos compense lo caro que es comprar en el Sumesa.
Más de 200 pesos por frijoles, plátanos, mandarinas,
un electrolito y un yogur vegano
es muy caro comprar cosas básicas en esta colonia.
Para mí, lo mejor de la Roma Norte son los árboles,
las mariposas que vuelan en días soleados,
el caracol bebé que toqué ayer, los perritos con casa,
la comida deliciosa libre de explotación y matanza animal,
mi pequeño espacio, que a menos que un temblor lo arruine —toco madera—
me garantiza un lugar para vivir.
La posibilidad de ser quien soy: una mujer morena, autista, con una discapacidad,
con cierto margen para vivir tranquila, para buscar generar ingresos sin explotarme tanto,
-ni a mí ni a otros seres, y destruir menos mi cuerpo y al planeta-
para salir y usar transporte público evitando lo más posible las horas pico.
Para no gritar en el metro que se recorran para que dejen de aplastar a un niño pequeño
o que le cedan el lugar a una viejita que acaban de tirar al piso
Así no tener que llorar y ser llamada loca constantemente
por no poder quedarme callada cuando algo es injusto o alguien está siendo lastimado.
Así no me torturo al ver la violencia que sufren los cuerpos
que sí deben trasladarse todos los días en horas pico,
así no me deprime tanto que esta ciudad sea tan injusta.
Así puedo aislarme un poco, acariciar a mis perritos
y cubrirme de la lluvia, e ignorar a quienes no pueden hacerlo
¿Por qué de que sirve que solita me torture?
Por eso ya no veo noticias
Porque no puedo hacer nada más ahora,
salvo escribirlo aquí o en Instagram.
Vivo en Roma Norte y me repito que las palabras impactan,
que el arte puede cambiarnos,
que podemos seguir existiendo
hacer de nuestras diferencias solo belleza
no violencias o injusticias,
ni desigualdades dolorosas.
Vivo en Roma Norte
el problema no es que seamos morenas, prietos, indígenas,
mujeres, trans, no binarios, queer, trans, pequeños, autistas, discas,
El problema tampoco son los hombres blancos del norte global
—confieso, he sido fetichista de algunos de esos—,
no lo son de forma esencial, pero obvio deben cambiar,
todxs deberíamos rebelarnos y redistribuir el poder global.
Vivo en Roma Norte y el problema es la desigualdad en el respeto
no reconocer el valor de cada ser,
que la vivienda no sea un derecho
que se priorice la mafia inmobiliaria y Airbnb
la discriminación y la opresión,
los sistemas de dominación,
y cómo todo eso se nos queda en el cuerpo.
El trauma colectivo
del colonialismo,
del capitalismo, del patriarcado, del racismo
del antropocentrismo, del especismo.
Las violencias que atraviesan cuerpos y territorios.
Vivo en Roma Norte, necesito procesar que hace un rato
perseguí al pendejo que me enseñó sus genitales.
Que dejé al último este texto, típico de mi TDAH
que soy autista y mis emociones y palabras me rebasan,
que a veces me cuesta sentirme parte de la comunidad y saber poner punto final.
Perla Anerol Sifuentes García. Mujer racializada y neurodivergente (autista/TDAH con diagnóstico tardío). Licenciada en Ciencias Ambientales y Maestra en Estudios Políticos y Sociales por la UNAM. Activista por los derechos animales y de la naturaleza desde hace más de 10 años, interesada por la bioética, la compasión, el amor y una nueva justicia (no punitiva) sin fronteras de especie ni de ningún tipo. Explorando la pintura y la poesía.
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