El barrio tiene 40 colonias. Algunas, donde se ubican las avenidas consideradas principales, no lucen tan de a tiro mal. Acá todos los caminos te llevan al palacio municipal; a su alrededor hay mucho comercio, una abarrotera grande, unas salas de cine, una famosa parroquia con el nombre del compa indio que se comunicó con la Virgen de Guadalupe y al que han ido blanqueando para que entrara al negocio eclesiástico. Hay también un hospital general, un Tecnológico Universitario privado, una pastelería La Esperanza, un banco, una clínica del IMSS, un Coppel, un Elektra, el Soriana y varios lugares para echar la chela. No tan lejos están las oficinas de CFE y el súmmum del progreso conocido como Sendero, aunque ha tenido varios nombres. Allí hay, como en los malls que se respeten, un área de comida rápida, un cine, área de juegos, otro Coppel, tiendas de ropa y de muebles, un Wall Mart, un Toks y todo luce, cómo no, bien mono. Cerquita del Sendero está un Aurrera, una clínica del ISSEMYM, un campus de la UAEM, un CECYTEM y varios lugares para echar la chela. Así visto, con sus avenidas principales alumbradas y remozaditas, Valle de Chalco se muestra bien cool: educación, comercio, trabajo y recreación, todo cerquita, todo juntito. Pero gran parte de esa realidad oculta, cómo no, otra cruda, ruda y con menos glamour.
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Mi Valle de Chalco, constituido como municipio en el mero 1994 (el año del asesinato de Colosio, de la crisis económica más aguda de México y del levantamiento zapatista en el sur de nuestros suelos), pilar del proyecto salinista cuyo slogan decía “Solidaridad, unidos para progresar”, forma parte del cinturón de miseria en la zona oriente pegada a la ciudad monstruo. Valle de Chalco Solidaridad, el nombre oficial del barrio, es primo hermano de Neza. Se trata de uno de esos lugares dormitorios: una buena parte de sus habitantes nomás llega a descansar y luego al trabajo o a la escuela. Y se entiende: el empleo “mejor” pagado no anda por acá, sino en la Ciudad de México; quienes van a la chamba gastan
más o menos 30 varitos de pasaje, nomás de ida… así que hay que sumarle la vuelta. Para llegar al trabajo la inversión de tiempo es, según la distancia, no menor a una hora, pero hay quienes se hacen hasta tres, nomás de ida…así que hay que sumarle la vuelta. Las mismas cuentas de gasto en dinero y tiempo deben hacerse para aquellos que salen a estudiar a la UAM, a la prepa, al Poli, a la vocacional, al CCH…a C.U.
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Muchas calles de distintas colonias no cuentan con pavimentación, especialmente las más alejadas del palacio municipal y de reciente nacimiento. En días de viento, el terregal es impresionante y hace estragos en los techos de cartón y lámina; en días de lluvia, el lodazal no acaba nunca. No hay drenaje y el servicio de agua potable es mínimo, el transporte escasea y la luz también; existen poquísimas escuelas de nivel básico que pelean por no sucumbir en tales condiciones. Esas colonias están como suspendidas en el tiempo: así era todo el municipio, antes de llamarse como se llama, allá por los años finales de los ochenta y principios de los noventa del siglo XX. Son las favelas vallechalquenses, sinónimo de olvido entre el olvido. 1
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Con el “problemita” de la pandemia las avenidas del barrio lucen, ciertamente, más vacías. No tanto como se debería en la crisis actual. La gente sale, se reúne, compra y come en los locales que permanecen abiertos. El señor de la pollería dice, con un gesto preocupado, que las ventas bajaron y en puerta está el pago de la renta, la luz, el agua y otro largo etcétera. Él es parte de la banda que sí tiene chamba y que está en edad de tenerla. Si los datos del INEGI en 2010 no mienten, la población económicamente activa andaba por ahí de 31,755 personas y de ellas la mitad se dedicaba al comercio que va de
1 Para una radiografía del municipio puede consultarse la tesina de Violeta García Ramos, El papel de la Política Social en México: entre la pobreza y el olvido, “análisis descriptivo sobre la evolución del PRONASOL a OPORTUNIDADES en el municipio de Valle de Chalco Solidaridad”, UNAM, 2019, disponible en http://132.248.9.195/ptd2019/junio/0790231/Index.html, consultado el 21 de abril de 2020.
lo formal a lo informal. El2 señor del pollo es de esos “privilegiados” que tiene, por esfuerzo descomunal de toda su familia, un modesto negocio propio ya establecido. ¿Y la banda que no? En el barrio día a día hay –había– tianguis, unos grandes, unos pequeños. Ahora, con la pandemia, ya no todos los días son de tianguis. La banda se quedó sin ese ingreso, pero no se arredra y va y le busca porque si no ¿cómo vive? O sea que necesita salir de casa que, no pocas veces, es rentada. Y por habitar un lugarcito, ya se sabe, se cobra. Un cuarto, así anunciado, cuesta entre los 900 y los 1200 pesos, sin internet y con baño compartido por otros arrendatarios; el agua y la luz se cobran aparte. Un departamento, depende de la zona, va de los 2000 a los 3000 pesos con servicios incluidos, o sea baño propio, regadera, agua, luz e internet. Quizá, dicho así, no suena tan de a tiro mal pero sucede que, según los datos del Informe Anual sobre la situación de Pobreza y Rezago Social de SEDESOL y el CONEVAL, “En 2010, 134,177 individuos (58.3% del total de la población) se encontraban en pobreza, de los cuales 106,235 (46.2%) presentaban pobreza moderada y 27,942 (12.1%) estaban en pobreza extrema”. ¿Se entiende la necesidad de salir aunque no se quiera? A decir del3 INEGI, en 2015 éramos 396,157 vallechalquenses, o sea que, como la tendencia no ha cambiado, casi el 60% del vallechalquerío vivimos en pobreza, en cualquiera de sus modalidades.4
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En cuanto a la salud, el informe citado de SEDESOL y CONEVAL señala lo siguiente: “En el mismo año, el porcentaje de personas sin acceso a servicios de salud fue de 50%,
2 Véase INEGI, disponible en https://www.inegi.org.mx/app/indicadores/?t=0070&ag=15122#D00700060, consultado el 19 de abril de 2020.
3 Informe Anual Sobre La Situación de Pobreza y Rezago Social 2010, disponible en https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/42759/Mexico_122.pdf, consultado el 19 de abril de 2020.
4 INEGI, op.cit.
equivalente a 114,961 personas”. Así que la mitad de los vallechalquenses ni siquiera5 podemos decir aquello de que lo importante es que hay [servicios de] salud. ¿Y si esto lo pensamos para todo el país? ¿Y si no olvidamos a los culpables de esta situación a nivel nacional?
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En 2015, los datos del INEGI apuntan que el promedio de años escolares cursados es de 8.5, es decir, cerca de concluir la secundaria. Hay pocos centros culturales y las bibliotecas6 están en anemia perpetua. La mayoría de espacios dedicados a la cultura son independientes y aunque su labor es no sólo titánica y profunda tienen, por desgracia, muy poca incidencia entre los miles que somos.
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Cuando el 17 de abril Javier Alatorre dijo lo que las cifras del Subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, eran “irrelevantes” y llamó, “con todas sus palabras”, a no hacerle caso lo hizo porque, aunque nos pese, el gran duopolio televisivo sigue siendo el canal de “información” de muchos millones de personas. No se trató, simplemente, de un error sino7 de un verdadero ataque cuyo fin, irresponsable a todas luces, fue generar todavía más caos en esta crisis. Alatorre le hablaba a los suyos –aquellos que no están de acuerdo con tener pérdidas millonarias y sí a favor de proteger sus ganancias sin importar la vida de los mexicanos– pero también a los nuestros, al vallechalquerío de todo el país. ¿Cómo, entonces, convencer-nos de no hacer caso al “periodista” del noticiero y sí, en cambio, al buen López Gatell? ¿Cómo entonces combatir también la pandemia de la
5 Informe Anual Sobre La Situación de Pobreza y Rezago Social 2010, op.cit.
6 INEGI, op.cit.
7 “Javier Alatorre ataca a Hugo López Gatell”, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=UnPvFmJFl68, consultado el 22 de abril de 2020.
desinformación y la mentira cuando lo más importante es que el Covid no avance y, por eso, no avance la muerte?
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En medio de la pandemia, entre el caos de la crisis y perdiéndonos en las cifras del aumento de casos confirmados y los decesos a causa del Covid-19, los marginales pasamos a ser centrales porque, se dice, municipios como éste representan un grave peligro, una zona de riesgo, un hormiguero de mortandad. Y somos centrales porque, se dice con preocupación, desde acá, por la movilidad, las condiciones insalubres y otros asegunes, podemos contagiar a los nuestros con más facilidad, pero también a aquellos con los que lejos del barrio se convive. Somos centrales porque, oh desdicha, la crisis covideana nos ha puesto en la mira no por lo que éramos y somos, sino por lo que podemos provocar y ser. ¿Y antes del Covid -19, no existíamos?, ¿antes no éramos centrales porque en el póker de la vida de por sí estábamos destinados a ser ignorados?,
¿antes solamente éramos datos de delincuencia y peligrosidad social?, ¿antes no éramos más que los marginales de los que se podían hacer chistes sobre el canal de agua sucia, las inundaciones y la violencia? ***
Es cierto, como ocurre en varios lugares del país, que una parte de la población no “cree” en el Covid-19, pero ante eso la reacción ha sido o la burla o el regaño. La burla porque, no poca gente, cree en la virgencita morena o en San Judas, pero no en el virus; el regaño porque, en lugar de hacer caso, desdichados inconscientes, intentan sobrevivir incluso en condiciones todavía más complicadas de las que de por sí ya hacen difícil la existencia. Hay que burlarnos menos y querernos más. Hay que regañarnos menos y entendernos más. Y para este tema, como en muchos otros, hay que saber debatir con el barrio y compartir con él lo que hemos aprendido con un poquito menos de soberbia y en mayor pie de igualdad.
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La historia de México es también la historia de los marginales, es la historia del vallechalquerío de todas nuestras tierras. Al margen de la historia oficial, vivimos. Los marginales, aunque a los poderosos que nos condujeron a esta situación les mal pese,
somos centrales. Nomás por no morir, que ya mucho mérito tiene en un país como México, hoy se habla de nosotros. Y, no se dude, saldremos adelante a pesar de las mentiras, el odio y el egoísmo de quienes se preocupan por sus empresas y riquezas y no por aquellos que las hacen producir. Y saldremos adelante, porque entre otras cosas, los marginales sabemos resistir…
Fuentes consultadas
• García Ramos, Violeta, El papel de la Política Social en México: entre la pobreza y el olvido, “análisis descriptivo sobre la evolución del PRONASOL a OPORTUNIDADES en el municipio de Valle de Chalco Solidaridad” (Tesina), UNAM, 2019, disponible en http://132.248.9.195/ptd2019/junio/0790231/Index.html, consultado el 21 de abril de 2020.
• Informe Anual Sobre La Situación de Pobreza y Rezago Social 2010, disponible en https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/42759/Mexico_122.pdf, consultado el 19 de abril de 2020.
• INEGI, (2015), disponible en https://www.inegi.org.mx/app/indicadores/?t=0070&ag=15122#D00700060, consultado el 19 de abril de 2020.
• “Javier Alatorre ataca a Hugo López Gatell”, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=UnPvFmJFl68, consultado el 22 de abril de 2020
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