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Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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Levent Simsek
Picture of Ingrid Johana Trejo Berber

Ingrid Johana Trejo Berber

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9 Pedro de Alba

Viviendo la vida, sólo por hoy

Número 6 / AGOSTO - OCTUBRE 2022

Qué entrañables lecciones nos enseñan los abuelos, más cuando ellos mismos han tenido que enfrentar situaciones que los confrontan consigo mismos…

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Ingrid Johana Trejo Berber

Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9 Pedro de Alba

Con mi abuelo tengo una relación muy especial. Aparte de que es una de mis grandes inspiraciones, siempre hemos sido muy unidos. Incluso tenemos los mismos gustos, las mismas pasiones, ideas, creencias; mi mamá dice que somos iguales, pero la verdad, aún me cuesta creérmelo. Sé que todos dicen tener al mejor abuelo del mundo, pero el mío, es realmente excepcional, en todos los sentidos. Para mí, es un hombre muy sabio, del que hay tanto que aprenderle, tanto que admirarle.

El otro día vi un mensaje sobre los abuelos, que menciona que hay algo de tristeza en ellos, porque cuando los nietos llegan, ellos están más cercanos a irse, y aunque nos regalan todo su amor y su cariño, a veces participan tan poquito tiempo en nuestra vida, que hasta nos es difícil recordarlos. Me hizo sentir afortunada de tener a mi abuelo conmigo, pero al mismo tiempo, me recordó que no estará para siempre. Antes me hubiera puesto triste, pero ahora, gracias a un consejo que él me dio hace un tiempo, que ahora aquí les comparto, trato de disfrutarlo cada día, de aprender de él, de conocerlo a fondo, de pasar el mayor tiempo que pueda con él, para que el día que falte, pueda decir que conocí a la perfección a mi abuelo, y que hicimos todas las cosas con las que alguna vez soñamos. Y en una de esas conversaciones, que deseo inmortalizar en mi alma, fue cómo surgió la inspiración de este artículo.

Mi abuelo es AA desde hace más de cuarenta y seis años (creemos que es, en México, el hombre con más años en el programa), y durante mi niñez, le oí mencionar un sinfín de ocasiones todos los asuntos relacionados al sistema: los doce pasos, las tradiciones, la alegría de vivir y el famoso “sólo por hoy”. Al principio, sólo lo acompañaba a la tribuna, sin saber de lo que se trataba, y menos entendía todo a lo que se refería. ¿La alegría de vivir? ¿Cómo se puede ser siempre feliz si la vida no deja de ponernos obstáculos? ¿Sólo por hoy? ¿Qué es eso? Mi abuelo, que tiene la respuesta para cada pregunta, me lo explicó de una forma sencilla. Me dijo que, para los alcohólicos, que parecen vivir consagrados en cuerpo, mente y alma a la bebida, dejarla para siempre les parece una meta imposible. Pero en cambio, cuando piensan en dejar de beber “sólo por hoy”, la carga se aliviana. Pueden intentar dejarlo por sólo un día, por un momento, pensando que mañana podrán retomarla, y eso, en cierta forma, les reconforta; pero ese “sólo por hoy”, se va convirtiendo en semanas, en meses, años; él, sin darse cuenta, lleva más de cuarenta años sin probar una gota de alcohol. Me quedó claro y, hasta cierta forma, logré entender el sufrimiento de aquellas personas y, que a veces, cuando se dan pequeños pasos, se es más sencillo alcanzar algo.

Aunque ya había entendido de qué se trataba, pensaba que sólo aplicaba para el programa de rehabilitación de alcohólicos anónimos. Pero hace apenas unas semanas, me di cuenta que todos, sin necesidad de ser alcohólicos, necesitamos de los mensajes que brinda el programa.

De la misma manera que aquellos alcohólicos se sienten frustrados e indefensos ante la magnitud de su problema, que parece no tener fin, y que ven la solución como algo muy lejano, el resto de nosotros parecemos vivir con la mente, los pensamientos y las esperanzas en un futuro alejado, que nunca termina de llegar y que nos inquieta y conflictúa aún más. Con todas aquellas preocupaciones que el futuro nos proporciona, todos aquellos posibles escenarios que a veces existen solamente en nuestras mentes, pero que son más que suficientes para echar a volar la imaginación y para desarrollarnos una catastrófica historia, a veces hasta fantasiosa, que tiene el poder de desgastar nuestras mentes y nuestras almas, ignoramos que la vida ofrece en el camino grandes oportunidades, que desperdiciamos por centrar toda nuestra atención en nuestras angustias. Si estos temores, preocupaciones, ansiedades, estrés, etc. nos ayudaran a solucionar los problemas, sería un panorama muy diferente. Pero no es así. En realidad, lo único que hacemos es quedarnos rumiando, tratando de encontrar soluciones a problemas inexistentes, o que habrán de solucionarse con el tiempo, como se solucionaron todas aquellas preocupaciones que teníamos en el ayer, que hoy en día, parecen eventos insignificantes.

La vida es tan corta y la lista de preocupaciones tan larga, que no nos alcanza la vida para solucionar todos los problemas que se nos presentan. La vida, que no es más que una serie de días que pasan y pasan, y que nosotros volvemos tan aburridamente ordinarios, tan abrumadoramente tristes y tan agotadoramente estresantes, parece perder su esencia, su espontaneidad, y todo gracias a nosotros y a nuestra terca necesidad de planearlo todo sin tener ninguna certeza. Nos pasamos la vida como si fuéramos en un tren bala: a toda velocidad y sin disfrutar del viaje; sin disfrutar del ahora. Dicen que el ahora es un regalo, que es por ello que se llama presente, pero más allá de ser un obsequio, es lo único que tenemos. Apenas esta mañana le pregunté a mi abuelo cuál había sido el mejor día de su vida. Me hubiera imaginado cualquier respuesta, menos la que me dio. Hubiera asegurado que diría “el día de mi boda” o “el día en que nacieron mis hijos”, pero no. En vez de eso, su respuesta fue “Hoy. Porque el pasado ya se fue y el futuro tal vez nunca llegue”. Hay tanta razón en esa pequeña frase. El ahora es lo único que nos queda y hoy es la oportunidad perfecta para todo. El único día que importa es el presente, porque sólo aquí tenemos la oportunidad de gozar… De la vida, de la familia, amigos, amores; de triunfar, de fracasar, de caerse, de levantarse. Sólo ahora podemos hacerlo.

Si en vez de planear la vida aprendiéramos a disfrutarla, si aprendiéramos a vivir, como los alcohólicos, un día a la vez, un problema a la vez, una cosa a la vez; si estuviéramos conscientes que no podemos controlar todo cuanto sucede en el mundo, mucho menos solucionarlo, pero que podemos controlar nuestra reacción al respecto; si en lugar de preocuparnos nos ocupáramos y nos encargáramos de hacer lo que podemos hacer hoy, en el ahora, para poder solucionarlo; entenderíamos que el futuro, siempre en movimiento, es impredecible, y que la única certeza que tenemos sobre él es que es incierto (por contradictorio que parezca); si lográramos comprender todo esto, entonces entenderíamos el sentido de la vida. Sabríamos lo inútil que resulta preocuparse por un futuro desconocido, en donde hay millones de posibilidades (buenas y malas), y que además no depende de nosotros, porque parece estar ya trazado y que lo único que falta es tiempo, tiempo para recorrerlo, para vivirlo, para deleitarse con él. Si redujéramos un poco la velocidad y pusiéramos atención a los pequeños detalles, a todas las cosas efímeras que tiene la vida y que sólo disfrutamos cuando las hemos perdido; esos detalles que nos regocijan y nos alegran hasta nuestros peores días (porque también se puede ser feliz en los días malos), y entender que sólo basta estar vivos para ser felices, entonces comprenderíamos que no hay pena demasiado grande, ni pena que el tiempo no logre curar, y poco a poco, como un alcohólico recién ingresado al programa, nos iríamos construyendo una vida paso a paso, un día a la vez, “sólo por hoy”.

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Viviendo la vida, sólo por hoy

6 respuestas

  1. Felicidades👏👏👏👏excelente escrito sobre el programa de recuperación de AA muy inspirdor y además perfectamente desglosado hace falta tener este tipo de información para aquellos que aún no saben que hay una solución al problema.

  2. Muy interesante para vivir en el aquí y, en el ahora 🌻🙆🏽‍♂️
    Felicidades por compartir sentimiento familiar.

  3. En realidad tu abue es una persona muy sabía y lo mejor de esto que en realidad tu parecido es innegable pues yo que eres el medio que hoy en día transmite ese conocimiento que es realmente bueno para nuestras nuevas generaciones gracias por eso

  4. Te felicito por tu trabajo, está bien redactado, yo he aplicado el “solo por hoy” y “un día a la vez” al estar saliendo de mi depresión y como mencionaste con pequeños logros a la vez te vas reconstruyendo a tú nueva manera de vivir la vida.

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