En México se vive un periodo de inflación, el cual se arrastra desde la década de los noventa. Esta se ha ignorado y se les culpa a las nuevas generaciones por “no echarle ganas”, lo que lleva a la pregunta: ¿por qué la sociedad se esfuerza en hacer a los individuos uno más de la máquina imperfecta que es el mundo, obediente al capital, que ha creado corporaciones gigantescas desdichado a la población?

No es casualidad que las personas ya se han dado cuenta de que la vida está llena de insatisfacciones por el amor al dinero y el consumo voraz, lo que ha llevado a someter y explotar al común de la población, generando la sublevación Milenial, teniendo trabajos que se benefician de la precariedad de la mayoría que están forzados a servirle a empresas millonarias que pagan miserias y a penas se gana lo suficiente para sobrevivir.

Por otro lado, sería desidia no mencionar a la educación mexicana como un factor importante en la permanencia de trabajos mediocres, comenzando por el evidente sistema jerárquico dentro de las instituciones, pues los estudiantes están sometidos por los profesores bajo normas asimétricas; por ejemplo, la vestimenta, específicamente los uniformes escolares, los cuales son de cortes rectos además de establecer el carácter de diferencia entre alumno y profesor. El primero ya está predispuesto a seguir instrucciones al limitar su individualidad y forzar su pertenencia al grupo de estudio homogéneo mediante la vigilancia y juicio moral del resto de estudiantes. Similar a lo que Foucault llamaba Panóptico, llegando a parecerse a lo ocurrido en la Alemania Nazi (1945), una clara seña sublevación de los docentes hacia los estudiantes, pero el limitar a los estudiantes no es solo por la vestimenta, también el limitar espacios dentro de las instituciones representa prácticas de dominación.

Los espacios son importantes pues el hecho de separar a los estudiantes por el grado que tienen y separarlos en edificios genera esta disrupción entre los individuos, creando rangos dentro de las instituciones. E incluso el hecho de separar a los estudiantes en los horarios de receso y limitar los tiempos en el sanitario o las conductas dentro de los espacios permitidos tiene la misma repercusión de interiorización del control.

Otro aspecto para destacar es la disciplina obligatoria dentro del ámbito escolar, desde la limpieza impecables de uniformes y cortes de cabello hasta el propio modelo de enseñanza, pues al alumno se le exige concretar los estudios bajo la entrega de trabajos y a carencia de estos no se le podrá evaluar, llevando a que el estudiantado cree disciplinas de obediencia ante figuras de autoridad.

Marcando los puntos anteriores hay que visualizar un trabajo formal, en el cual también debes portar uniformes, la limitación de espacios es más evidente pues los empleados se encuentran separados en cubículos individuales, los tiempos restringidos en el sanitario u horas de comida también están presentes. Los sanitarios son un punto destacable al hablar de espacios de trabajo, pues como se expresó en un artículo de la BBC, los inodoros próximos dentro de espacios de trabajo contarán con una inclinación hacia abajo en un ángulo de 13 grados, para “aumentar la productividad”. Continuando con las comparaciones, la vigilancia también es parte del ámbito laboral, la apariencia y las conductas son limitadas, lo que lleva a dar la idea de estar sometido y normalizar estas conductas por parte de las figuras de autoridad hacia el empleado común.

Es así como a la población se le predispone a no aspirar más que a tener un puesto en una oficina, usando un traje barato en un cubículo custodiado por el juicio moral de otros al ser “ineficiente”, pero el problema no termina ahí pues entran en juego los salarios, tema tratado en el Congreso del Estado de Jalisco: “Salario Suficiente y Dignidad en el Trabajo”. En las palabras de Alejandro Hermosillo González “Debemos discutir si el salario mínimo es justo, más si consideramos que 53.2% de la población en México tiene pobreza de ingreso, que 21% sufre de pobreza extrema y que alrededor de 700 mil trabajadores ganan el salario mínimo por una jornada de ocho horas”.

Pero, mencionar el salario mínimo a secas no representa nada, hay que compararlo con el contexto que se vive día a día en nuestro país como la inflación que repercute en la cotidianidad, pues el alza de los precios en México ha llegado a desbalance en los ingresos de la población, pues aun cuando el Artículo 123, Ap.VI de la Constitución. Cálculos de Coneval lo colocan en $171 pesos para la canasta básica, con la inflación anual contemplada en 2021 del 7.37% se estableció que el poder adquisitivo se redujo en una media de 2,14% para diciembre de ese mismo año lo cual parece poco.

Sin embargo, hay que contemplar que los artículos de la canasta básica aumentaron su precio, lo que invalida el aumento en el salario mínimo dejándolo como un ingreso deficiente, recordemos que las jornadas laborales por ley son de ocho horas diarias, con cada hora remunerada con un salario mínimo, por otro lado, la realidad es que el 13.3% de las personas que laboran una jornada completa ganan hasta un salario mínimo, información presentada en el boletín No. 08/2021 del Censo 2020 emitido por el Gobierno de México.

El factor inflacionario y la poca remuneración de los trabajos a lleva a que las personas tengan dos o más empleos para solventar los gastos diarios, al igual que a llevado a la proliferación de la “la sublevación Milenial” a la cual no se le ha visibilizado y por lo mismo la ciudadanía se a percatado del mal que genera.

Explicarla es simple, la generación Milenial a falta de tiempo o ganas ha llevado a generar empleos como los repartidores o transportistas que son trabajos que la población no mayor a 30 años ya no desea realizar y solicitan que más gente realice trabajos mal remunerados pues los repartidores tiene el salario mínimo establecido pero dependen de las propinas que el consumidor desee dar o en el caso de los servicios como Uber, las personas dan el poco tiempo que tienen de sus trabajos formales para transportar desconocidos solo para ganar un extra.

Entonces, las escuelas bajo las normas de vestimenta, espacios y tiempo comienzan a sembrar la idea del trabajador ideal, alimentado en la adultez por rígidas normas en los espacios laborales y fortalecida por los escasos sueldo y la necesidad de la gente por un sueldo mínimo que no ayuda a la ciudadanía, perpetuando la brecha económica ya existente en el país. Un panorama alarmante y desalentador.

Con lo que se presenta anteriormente pretendo informar a los alternos pues en nuestras manos está el cambio, pues si exigieran las garantías humanas del Artículo 1º. de la constitución deberíamos de poseer una vivienda digna, alimentación y seguridad, lo cual el estado no cumplió por lo que es deber de cada uno exigir quitar a los malos gobiernos y presentar alternativas de cambio y de esta manera, nosotros como individuos debemos formar el México que deseamos ver.

Bibliografía

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