En estos últimos años, cuando prendo mi celular y abro alguna red social, se ha vuelto costumbre encontrarme con alguna noticia relacionada con el cambio climático; tal vez muchas personas piensen que esto pasa a un segundo plano en un mundo invadido en problemáticas, aun así, día con día veo que el clima de nuestro planeta se relaciona cada vez más con varios de esos problemas que nos aquejan actualmente, tales como las grandes sequías que afectaron el norte de nuestro país, provocando que muchos campesinos perdieran prácticamente todo su ganado y cosechas; o los grandes incendios que se han suscitado en Estados Unidos y Australia, donde además de pérdidas materiales, hubo miles de animales muertos; o el caso particular de California, donde se han incendiado secuoyas, árboles milenarios. Estos sucesos, tal como lo hemos visto en las noticias, han dado pie a que varios científicos lo relacionen con el cambio climático, como el investigador Alfonso Valiente, del Instituto de Ecología de la UNAM, quien dice que “se ha observado un aumento en la frecuencia de fenómenos inusuales: inundaciones, debido a lluvias muy intensas, principalmente en la porción del sureste mexicano, y prolongadas sequías en el norte, lo que indica que estamos en un problema de cambio climático”. Tenemos que tener claro que, de no cambiar rápidamente nuestra forma de vida, seguirán pasando con mayor frecuencia y durabilidad estos sucesos.

Creo y sueño que nuestra sociedad, sobre todo la juventud, puede realizar cambios sociales para beneficio de nuestro planeta. Pienso que si somos más tolerantes, empáticos y, sobre todo, solidarios, no solo se logrará un cambio social, sino también ambiental, ya que aprenderíamos que todo ser vivo es de suma importancia para el correcto funcionamiento de nuestro planeta, aun con las diferencias de cada uno. Un ejemplo que me gusta mucho son los hongos, pues aunque parece que pasan desapercibidos y normalmente no les damos mucha importancia, ahora sabemos que son ecológicamente vitales, ya que son parte fundamental en la cadena trófica y, sin ellos, la mayoría de las grandes especies de animales desaparecerían.

Finalmente debemos tener claro que el cambio está en nuestras manos, desde reciclar lo más que podamos de nuestros residuos, tener hábitos energéticos ahorrativos, hasta unirnos a alguna fundación que se dedique a ayudar a varias comunidades, donde además de tejer lazos con las personas, podamos apoyar en su desarrollo. En un futuro –espero sea cercano– estoy confiado y sobre todo esperanzado de que al prender el celular y ver las primeras noticias del día, sean nuestras generaciones dotadas de resiliencia, la causa del cambio que nuestro planeta nos pide con urgencia.