Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán
Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán
Hemos demostrado tantas y tantas veces que los mexicanos somos guerreros, no solo porque nuestros ancestros fueron increíbles matemáticos, astrónomos, corredores, con arquitecturas muy avanzadas, sistemas pluviales y una organización de punta. Nuestros abuelos mayas inventaron el cero, y unas pirámides en Teotihuacán y Chichén Itzá que están perfectamente alineadas con el cielo y la tierra, por donde baja esa serpiente y sale el astro rey exactamente en el centro de la Pirámide del Sol para recibir así a la primavera.
Somos mexicanos, y ser mexicano es luchar. Es ver una tragedia y no ser indiferentes. México es entrón porque no le da miedo levantar la voz, no le da miedo proteger, defender y ayudar. Lo hemos visto reiteradas veces: personas desbordándose en apoyo, unión y cooperación.
Ese día de 1985, alrededor de las siete de la mañana, todo cambió para México, pues conoceríamos de lo que estamos hechos al caerse cientos de estructuras, hospitales, casas y condominios. La ciudad se nos derrumbaba y, a los cinco minutos, ya la estábamos levantando.
Basta con ver y reconocer a las enfermeras que lucharon en todo momento por salvar a esos bebés en el Hospital Juárez, arriesgando inclusive sus propias vidas; a esos civiles que prestaron sus carros como ambulancias para transportar a los heridos; a los que comenzaron a levantar piedra por piedra sin descansar para encontrar sobrevivientes; a las tantas personas que recaudaban insumos, que hacían de comer para repartir a todos los que estaban trabajando hasta el último aliento con tal de dar una esperanza a aquellos que quedaron encerrados entre los escombros y a los aplausos que se suscitaban cada vez que alguien salía de entre la oscuridad para ver nuevamente la luz.
En 2017 nos volvimos a confirmar que somos un país como ninguno, pues después de que, debajo de nuestros pies, la tierra volvía a moverse, a los pocos minutos estábamos preocupados por nuestros seres queridos, tratando de localizarlos para saber que se encontraban bien y, no conforme con eso, nuevamente comenzábamos a organizarnos.
Se nos volvieron a caer bardas, techos, escaleras y escuelas. Buscábamos de qué manera ayudar, recolectando víveres, donando comida para mascotas, ofreciendo refugio, ropa, peluches para quienes se quedaron sin hogar; organizábamos comida y medicamentos. Había quien se ofrecía a transportar de orilla a orilla de la ciudad todas esas donaciones que, más que víveres, eran palabras de aliento, actos de amor y caricias al alma. Nos acercábamos a la zona cero, arriesgándonos incluso sabiendo que teníamos familiares esperándonos en casa, pero eso nos gritaba en el corazón: que de esas cientos de personas que también quedaron bajo los derrumbes, alguien los estaba esperando y nosotros podíamos marcar la diferencia.
Aún con miedo, aún con réplicas que nos indicaban que podía caerse todo lo que habíamos levantado y avanzado, no nos amedrentamos ni nos detuvimos. Conocimos a héroes anónimos, a perros guardianes que les devolvieron una segunda oportunidad a niños, adultos y a quienes luchaban por sobrevivir.
Este es un pequeño homenaje para que, cada vez que nos sintamos inferiores, derrotados, inconformes o decaídos, recordemos que hemos hecho historia muchas veces, que hemos ayudado, que somos un país unido y que, aunque los gobiernos muchas veces no nos ayudaron, siempre nos tuvimos unos a otros para darnos la mano, para abrazarnos cuando algo no salía bien o cuando habíamos perdido a alguien.
Rompimos las fronteras y no era solo la pérdida de una familia, sino la pérdida de toda una nación; la pérdida de un ser querido todos la lamentábamos en el corazón. Latíamos en una sola sintonía y eso es lo que representa ser mexicano, lo que debemos recordar cada vez que nos paremos en unas olimpiadas, en otro país, cuando suframos racismo y cuando creamos que somos menos que los otros. México es fuerte y ser mexicano representa fuerza, coraje, empatía y ayuda. Somos un país cálido con culturas, raíces ricas y valiosas.
Septiembre representa para nosotros pérdida, dolor, angustia, pero también representa fuerza, esperanza y amor.
En memoria de todas las víctimas, familias, personas y héroes anónimos que luchamos por construir cada día un México mejor.
Por Andrés Uriel Reyes Gutiérrez
Un análisis sobre la herencia condescendiente hollywoodense
Por Roberto Aviles Sanabria
Liga Mexicana de Béisbol celebra sus cien años de vida
Por Jaime Martínez
La democracia se construye desde los espacios universitarios
Por Michelle Aguiñón
La nostalgia tóxica de la dictadura perfecta y nuestros verdugos convertidos en entretenimiento