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Esta ventana es para mirar dentro de nosotrxs a través del arte y la creatividad.
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JACOB GARCÍA /CUARTOSCURO.COM
Picture of Danna Yareli Villegas López

Danna Yareli Villegas López

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco

Estudiante de comunicación, amante de la música; bailar, cantar y divertirme es mi pasión. Amo socializar al mismo tiempo que cumplo mis metas. Considero importante la alimentación del cuerpo, mente y alma, darle luz a tu vida siendo tú mismo.

Dueña de mi destino

Número 3 / OCTUBRE - DICIEMBRE 2021

La sociedad es la encargada de reprimir los deseos y verdaderas necesidades de la mujer, impidiendo que se haga lo que su voluntad dicte

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Danna Yareli Villegas López

Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Azcapotzalco

Desde épocas antiguas la mujer ha sido víctima de numerosos abusos, entre ellos se encuentra el matrimonio forzado. Esto ocurre porque se piensa que el género femenino sólo es una mercancía, que se puede comerciar y manejar como el hombre dicte: venderla y entregarla al mejor postor. Esto sin involucrar sentimientos, nada más que un trato dichoso es lo que se lleva a cabo; así, la mujer pasa el resto de su vida dando hijos y su vida entera a un marido y compañero de vida que ella jamás eligió.

La sociedad es la encargada de reprimir los deseos y verdaderas necesidades de la mujer, impidiendo que se haga lo que su voluntad dicte, y si esta viola las “reglas” es difamada y mal vista, pues ante todos la mujer nació para servir a alguien incondicionalmente, con la patética idea de que “una verdadera mujer es la excelente ama de casa, que se mueve al compás de los deseos de su marido, la muñeca perfecta que pueden manejar a su antojo”; de tal forma se da la idea de que entre más ignorante más amada serás, pues un hombre jamás amará a alguien que esté mejor preparada, pues esto dañaría su “masculinidad”.

Hablar de esto es algo polémico y algo subjetivo pues es un tema que es tocado muy pocas veces. Las consecuencias de llevar a cabo un matrimonio forzado es un cruel castigo, pues aunque los padres lo pueden hacen “por el bien de sus hijos”, no se dan cuenta del gran daño que están realizando: esto desemboca en cosas como maltrato intrafamiliar, infelicidad de por vida, infidelidades; e indirectamente meten a sus hijos/as en “una cadena perpetua” de la que no pueden escapar pues sería una inmoralidad. Por parte de un hijo siempre se trata de seguir órdenes de nuestros padres aunque eso involucre sacrificar nuestra felicidad.

El corazón es algo en lo que no se gobierna, él sólo quiere lo que quiere, no existe la voluntad de decidir cómo y con quien enamorarse, es necesario que sociedad y padres entiendan esto, pues el estar enamorado es un estado en el que todo parece mágico, sin embargo, si esto es forzado, se convierte en una obligación aburrida y condenada para no disfrutarse jamás: en el corazón no se manda por más que se ordene…

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) más de 523 mil mujeres en México son casadas a la fuerza, sin consentimiento; y de estas poco más del 46.87% son menores de edad, son cambiadas y comerciadas por algo de interés genuino por parte de los padres. Y de estos casos sólo el 1.5 son denunciados como lo que son: abuso infantil. Hasta hace 3 años el matrimonio en menores de 18 años era legal en estados como Veracruz; sin embargo, el ser prohibido no es algo que disminuya estos matrimonios pues la gran mayoría de estos no son registrados. Esto pasa aunque la CNDH reconoce que casar a alguien sin su consentimiento es violación a los derechos. (1)

Dueña de mi destino

La fuerza femenina y su valor personal se ha medido durante mucho tiempo, por las tallas de su cuerpo, la belleza de su rostro, su infinita feminidad y fragilidad y sobre todo su amor pues para el mundo entero. La mujer es el ser dador y portador de amor sobre todas las cosas pues el amor soporta todo y aquella que muestra descontento u objeción social es tachada, marginada, señalada y descalificada, pues “una señorita sabe respetar”.

El factor que nadie nota es que antes de ser mujer es humano, de carne y hueso: siente, necesita, falla y tiene el derecho de exigir el respeto que merece, lo cual no es definido por factores como: su vida sexual, el largo de su falda, preparación académica, estado civil, preferencia sexual, estatura, piel, cuerpo, pronunciado del escote, horario de salidas, si está sobria o no. Los anteriores son factores que se ven día a día en una sociedad, pero el hecho de que una mujer lo haga o no es su decisión; nadie tendría por qué cambiar su ropa o sus ideales, simplemente lo que tiene que cambiar es la educación del mundo.

Es denigrante ver como una mujer tiene que sufrir el doble que un hombre para conseguir puestos, lugares, posiciones o “privilegios”. En el trabajo el hombre gana más porque supuestamente mantiene; en casa el hombre tiene el privilegio de dictar, pues él aporta; en la calle el hombre tiene la oportunidad de andar sin miedo, llegar a altas horas de la noche en el estado que le apetezca porque es hombre.

Por su parte, la mujer muchas veces muere joven y deja familias, es violada, violentada, secuestrada, tomada así porque es el sexo “débil”; y aun así a esto se le adjunta que nos vemos juzgadas y reprochadas, pues somos las culpables de lo que nos pasa por no adaptarnos.

Obras que hacen referencia a este tipo de actos son: Terencio (s.f), La suegra donde se deja ver una doble moral, cuando la protagonista deshonra al marido pues espera un hijo ilegítimo, causando indignación en su familia política, en la sociedad e incluso en su propia casa; cuando se demuestra la verdad, nadie se ofende por el acto bestial cometido por este individuo, y todos lo olvidan, lo aplauden y se alivian, pues no existe delito que perseguir. Verdaderamente una aberración, desde mi punto de vista no hay justificación, él cometió un acto horrible, tomo a una, mujer a la fuerza e inclusive pensaba victimizarse, tal como ocurre en el poema La casada infiel (1928) de Federico García Lorca, en el cual nos habla de una infidelidad en donde el gitano es victimizado y su amada es tachada de promiscua, sin darse cuenta que en aquel acto hubo dos partícipes y el no queda exento de culpa.

Totalmente convencida afirmo que la revolución femenina fue un acto sumamente esperado, pues actualmente se lucha e informa por aquellas que ya no están, que no pueden gritar su nombre y contar sus historias ellas mismas ya que alguien les arrebató la vida, apagó sus ojos. Ellas no pueden hacer justicia, sin embargo todavía quedamos muchas para limpiar esta historia que está siendo pintada con sangre, día a día miles de mujeres mueren, niñas desaparecen, adolescentes son violadas, incluso animales del sexo femenino están pagando por el simple hecho de pertenecer a esto, están acabando con nosotras por ser mujeres, por querer justicia, por exigir algo que ni siquiera se tendría que pedir: respeto.

Desde casa se inculca a una mujer ser serena, amable, frágil, dependiente; a las niñas no las enseñan a ser mujeres, se les enseña a ser sirvientes, a tener que cumplir las órdenes de un marido o pareja, deshacerse o levantarse según éste lo pida, un adorno más en su casa, un bonito bufón que se lleva a los mejor eventos sociales.

Si bien el papel del bufón es servir a su amo, nadie pregunta lo que esté siente o quiere: la mujer queda abnegada, sumisa, puesta para las necesidades de su “amo”, justificándose en el inmenso amor de madre y pareja, soportando humillaciones, órdenes y daños; esta es la realidad de muchas mujeres, que justifican todo por amor, pues este todo lo soporta, sin embargo dentro de este término también entra el cariño propio, el valor que se dan como persona, que muchas no contemplan. Entonces mi pregunta es: ¿demasiado amor a la familia o un deplorable amor propio?

El autoestima y el valor propio son aptitudes que no se trabajan en casa, en la escuela o en la sociedad, pues hasta la fecha no existe un régimen, una regla o un impulsor a esto aunque debería de implementarse pues tener completa visión de tu valor como persona es una necesidad vital.

Muchas personas que no tienen conocimiento de su valor y lo que merecen son víctimas de abusos, y los victimarios, tampoco tienen visión de esto, pues el sentirse miserables los impulsa a abusar de otras personas para hacerlas sentir igual, convirtiéndose en un patrón sin fin que muchas veces termina en tragedia.  El machismo desemboca en violencia=abusos, esto en golpes y a su vez en muerte.

En la escuela se imponen barreras entre ambos sexos, pues no pueden mezclarse en ciertas actividades: a un niño siempre se impulsa a carreras o preferencias que sumen su virilidad, y las niñas son empujadas a tener infinita delicadez y feminidad. Se inculca el llevar una falda larga para no “provocar”, poco maquillaje porque no hay a quien incitar…

Este texto no se hizo para minimizar los pensamientos, sentimientos y criterios de un hombre, simplemente se reconocen muchas injusticias a las que hemos sido sometidas durante mucho tiempo. También se deja claro que una mujer no es mercancía con la que se pueden cerrar tratos jugosos, es un ser vivo que piensa, siente y tiene necesidades; no fuimos creadas solo para obedecer, para limpiar y dar hijos; para sostener sobre los hombros un machismo llamado “masculinidad”.

Pero vamos; hablar de algo como la masculinidad es como hablar de un cristal: su apariencia da la idea de que es algo fuerte y resistente, sin embargo puede fracturarse con el más mínimo “error”. De tal forma, como última pregunta dejo al criterio del lector:

¿Por qué nosotras tenemos que cuidar este cristal? ¿Por qué tenemos que reprimir nuestras ideas para darle felicidad a él?

El feminismo respeta a los hombres pero repudia el machismo; por ende, para lograr un cambio me pregunto, ¿cómo sería si en lugar de impulsar a las niñas a depender de alguien y a ser frágiles, se les impulsara a luchar por sus sueños, lograr sus metas y ser lo que ellas quieran ser, dejando de lado los prejuicios? Y por su parte educar a los niños para impulsarles a demostrar sus sentimientos, como seres humanos con errores y exigencias; pero sobre todo respetar las necesidades, el cuerpo y las ideas del sexo opuesto; empezando así por el respeto sobre todas las cosas, sin importar las características fisiológicas o las acciones llevadas a cabo por cualquier mujer.

Me gustaría indagar y saber su opinión:

¿Cómo sería si la vida fuera al revés? ¿Es fácil para un hombre saber si regresará o no a casa con vida? ¿ Y si por un día las mujeres fuéramos realmente libres?

  1. Según los datos obtenidos de: Político, R. A. (2019, 4 noviembre). “Niñez interrumpida: la realidad de los matrimonios forzados en Veracruz.” Animal Político. httpss://www.animalpolitico.com/2019/11/matrimonios-forzados-veracruz-ninas-dinero/

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Dueña de mi destino

2 respuestas

  1. Muy interesante tu texto. Es verdad que se tiene que insistir en que las condiciones sociales sean equitativas entre hombres y mujeres e independientemente de las preferencias sexuales. Habrá que seguir investigando y afinando los argumentos; pues, a diferencia de lo que comentas, sí hay mucho escrito y también iniciativas realizadas a lo largo de la historia y desde diferentes trincheras. Pero, el fenómeno es complejo y se tiene que trabajar desde todas sus aristas.
    Felicidades.

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