Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Vallejo
Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Vallejo
Bajo el candor diurno que se inmiscuía entre las danzantes sombras fue que descansé mi mordida sobre tu espalda, que de tanto grito que se ahoga se me lastimó la palabra.
Quiero descansar mi amor sobre tus labios: único estado de sopor para mi angustia, y este padecer del espíritu, sublimación de la locura en lo pictográfico de la idealización de tu beso, de tu tan deseado beso…
(Te observo en la calma de tu revuelo imaginativo, en lo ignoto de tu sueño, con tus párpados cubriendo cual velo nocturno la claridad de su sol, y me pregunto sobre la forma de tu deseo y el cómo se manifiesta en el eco de tu yo…)
¡Ay! Cómo quisiera descansar mi lacerante soledad en tu apacible estancia, que nuestros cuerpos, entre efusivos espasmos se despliegue en la inconsciencia como la fusión andrógina de ambas fuerzas y voluntades… Qué triste me es el nuevo adiós, me niego al éxodo de mis alegrías inmersas en tu país, embutida en ayes mi sombra se desprende y el vacío me invade, porque ya llevas mis candores en tus pupilas, mis ánimos en tus mejillas, oh, alma mía, es que las auras sombrías de aquél curvado horizonte me provocan la tristeza más frívola, se me esconden las alegrías tras los cerros y montes, detrás de alcanzar el crepuscular ensueño del manto celeste. Percibo en el indiferente paisaje la vacuidad de mi profuso desvarío elegíaco, no entiendo, y me reconforta quizá, el reinterpretar lo sabido, pero es de cierto que este alebrestar de mis estupores presos, enjaulados con benignos grilletes, esclavizados por la intransigencia contra lo lóbrego y decadente de mi insana inclinación nihilista que es el carácter curativo que poseen tus pupilas… ¡Ah! Que cada minuto sin ti es una gota más de veneno sobre mi cráneo, que la serpiente dejó de ser fenómeno sensible para radicalizarse en el tintineo psicótico de no tenerte, no basta la memoria, ansío lo tangible de la algarabía que pretende explicarte como el pináculo de la perfección técnica de la biología en cuanto a lo artístico de tu excelsa belleza. Puede que mi amarte peque de pedante con tanto tecnicismo estético, pero es que los soplos psíquicos de tu febril consuelo no caben en lo cotidiano y lacónico de la contigüidad con la que convive tu mágico espíritu; eres lo apolíneo del poeta, lo profundo de mis suspiros, lo sátiro de mi errante canto, y vaya impresión la de mi abulia al toparse con tu encanto, que me has devuelto la vida a besos, no sé muy bien con cuántos. ¡Ay, que quiero verte para suspirarte! Que el suspiro son los arrumacos por el lenguaje dados… El furtivo anclaje de mi amor pagano sobre las playas tácitas de tu llanto alegre…
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