Facultad de Ciencias
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¿Creen en el destino? Esa idea de que las cosas ya están determinadas por un poder sobrenatural, un poder que guía nuestra vida hacia un fin no escogido, ¿lo creen? Suena extraño pensar que las cosas pasan por algo, pero resulta que muchas veces es simplemente así y habrá quien crea en él o no. Por mi parte puedo decirles que el destino sí existe, y les contaré por qué.
Era 2019 y aquella era la semana de bienvenida en la hermosa Prepa 8. Nos formaron en filas pues realizaríamos diversas actividades para integrarnos como futuros leopardos. El ambiente se sentía extraño, nadie se conocía y por tanto nadie hablaba. En medio de esa atmósfera lo único que se me ocurrió fue observar a mi alrededor, y entonces lo vi formado a unas dos filas de distancia: era un chico no muy alto, moreno y de mirada cálida. Sólo verlo captó mi atención de tal manera que cada facción de su rostro quedó tatuada en mi memoria.
“Ojalá nos encontremos en el futuro”, pensé, y lo que menos hubiera imaginado es que ese pensamiento se volvería realidad.
Llega el tortuoso 2020 en donde nos vimos obligados abandonar las aulas en contra de nuestra voluntad para adoptar a las aulas virtuales como nuestra nueva realidad. Ese primer instante me entristeció muchísimo, pues nunca concebí la idea de que ahora todo mi mundo, mi etapa preparatoriana, tendría que ser a través de una pantalla.
Me inscribí en el mismo grupo con mis amigos de cuarto, pues me aterraba la idea de no conocer a nadie. Así empieza mi etapa en el fantástico 560, el mejor grupo que tuve en la prepa. En ciertas materias se divide al grupo en dos secciones, A y B; pues bien, biología era una de ellas y también de esas en las que se nos exigía tener la cámara encendida. Naturalmente me puse a “chismosear” en la sesión de Zoom pues tenía curiosidad de conocer el rostro de mis compañeros y compañeras, y cuál fue mi sorpresa de verlo a él. Aquel chico que sólo vi el día de bienvenida estaba en mi mismo grupo, en mi misma sección, pero no sólo eso… La maestra nos dividió en salas más pequeñas para formar los equipos con que se trabajaría la materia en todo el año, y seguro ya lo habrán adivinado. Él estaba en mi equipo.
Quizá parezca una tontería, pero para mí lo que pasó con él va más allá de una simple casualidad. Me gusta creer que nuestras vidas estaban destinadas a encontrarse. Y aunque no seamos más que amigos, las cosas que hemos vivido juntos me confirman que hay personas que están destinadas a llegar a nuestra vida.
Hace dos años que egresé de Prepa 8, y aún guardo con cariño los momentos que viví ahí. Incluso los momentos a distancia como la historia que acabo de relatarles, pues Prepa 8 no es un lugar sino personas, estudiantes, maestros, trabajadores, amigos.
Aquí termina este pequeño relato. Una historia que me sigue sorprendiendo, y estoy segura de que el futuro y el destino volverán a conspirar juntos para seguirlo haciendo.
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